TOÑOLEAKS


En estado de schock, me hallo. De tal calibre ha sido el soponcio que hasta el tema de las elecciones se ha evaporado de mis teclas. Por el momento.

Permítanme que exponga algunos antecedentes.

Belén Esteban, la princesa del pueblo, la mujer conocida por tocarle la chorra a un torero y germinar su semilla, apareció hace algunos años con su agente, Toño Sanchís. Ni idea de dónde había surgido el tal Toño, de forma súbita e inexplicable, ya que a la princesa jamás se le había conocido agente o sucedáneo. O al menos nunca lo habíamos visto delante de las cámaras.

Toño, además de su agente, era su hermano no de sangre, su compadre, su paño de lágrimas, su sostén, la columna griega sobre la que la princesa se apoyaba, ya que los vaivenes que da la vida en su caso eran potentes y continuados. Nada de lo que quejarse, ya que la sobreexposición mediática era acompañada de un aumento progresivo en la cuenta corriente de la Esteban… o eso pensábamos.

Pero me adelanto…

La Esteban, tras múltiples vicisitudes contadas en anteriores episodios, narraba su vida en el programa “Sálvame” y en la pantalla amiga: caída y resurgimiento provocado por sustancias indeterminadas, de vacaciones en Benidorm, anunciando sartenes, en un libro que narraba sus vicisitudes, bailando en un programa de baile, participando en Gran Hermano VIP, peleando con otros personajes de este interminable vodevil… y allí, en la sombra alumbrada estaba Toño, su mega-agente, su parapeto, su muleta, que la exponía o protegía según de donde viniera el cheque.

Y que gracias a su primera representada, se había hecho con una cartera de clientes surgidos de los infiernos televisivos de Telecinco que le reportaban pingües beneficios. Si una jovencita de Gran Hermano movía su trasero en un discoteca, Toño hacía caja. Si la exconcejala de los Yémenes, Olvido Hormigos, se tiraba de los pelos frente a las cámaras, Toño hacía caja.

Y entonces y de súbita forma, nos enteramos que Toño Sanchís ni parapeto, ni sostén, ni muleta. Más bien lo contrario. El agente de las estrellas fué arrojado a los infiernos directamente, sin trasbordo y a la velocidad de la luz. Ni las monedas a Caronte, vamos.

Resulta, me cuenta mi madre, ya que yo esos programas no los veo ni cercano al coma etílico, que la Esteban, aconsejada por su maromo, el de la ambulancia, y por su familia, que había visto cosas raras, decide hacer una auditoría y dejar sus “cosas de papeles” en manos de otros gestores. Agarra la calculadora, nene, y la libreta de cuadritos.

Y como los números no engañan y dos más dos son cuatro y Toño se llevaba dos, resulta que se han extraviado casi un millón y medio de euros. Incluso más, dicen las malas lenguas. Que se lo ha llevado puesto, vamos. Que presuntamente el desvío de fondos era del caudal del Amazonas. Una muestra, el señor Sanchís cobraba un 30% a la Esteban, pero en el contrato que firmaron al inicio de su relación laboral, firmado por ambas partes, aparece un 20%.

Y nos enteramos que los nuevos gestores de la Esteban llevan desde agosto pidiendo papeles (que yo supongo que sería septiembre, porque en agosto lo que es los papeles, se mueven poco, pero eso son ya conjeturas mías) y el tal Toño no los encuentra, o los papeles se han traspapelado.

O simplemente el señor Sanchís prefiere no entregarlos y seguir mareando a la perdiz.

Y como toda transacción deja rastro y donde hay empleado hubo empleador, los gestores de la Esteban se han preocupado en llamar a los susodichos y comprobar si esto estaba pagado o se debía algo. Y encima, aparece Hacienda en la broma. Agárrense los machos.

Y para liar más las cosas, este viernes, mientras en telecinco se preparaban para llenar todo el viernes noche con un “Destripando a Toño Sanchís”, va el agente y se intoxica con medicamentos y una cena ligera. Y acaba en urgencias. Aunque comentan que presuntamente la cosa se exageró una “miaja”. Para dar lástima y tal…

Imagínense el panorama, todos con los cuchillos afilados y preparados para empezar a cortar el jamón, y se enteran de la noticia… Le dieron candela, pero no fue lo mismo, cosas de la “ética” de rematar a un animal ya malherido.

Y así están las cosas. Toño buscando papeles y dinero hasta debajo de las piedras, la Esteban pidiendo dinero y sus papeles. Y los “colaboradores/periodistas” tirando de móvil y de “fuentes” para que las noticias lleguen al público siempre ávido de conocer la verdad y los hechos.

Ya saben, el periodismo es asi.

prensa-rosa[1]

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